La vida es un proceso de auto-conquista, autodominio, en el que aprendemos a ser felices siendo cada día más conscientes de nuestra valía, de los regalos con que cada uno hemos nacido y de los cuales muchas veces no somos conscientes, pues otros (o nosotros mismos) nos han metido en la mente que no valemos, que no podemos, que no somos dignos…
Hay que decir “basta” a la basura que hemos permitido acumular en nuestro subconsciente y con la que construimos un futuro sin esperanza. Para ello hemos de liberarnos de las personas que, como decía Gandhi, quieren pasearse por nuestra mente con los zapatos sucios. Somos esencialmente buenos, gente maravillosa.
Si queremos liberarnos de las voces negativas que nos han instalado semejante ‘virus mental’, deberemos guardar una cierta distancia emocional, para trabajar la asertividad. Es decir, deberemos trabajar nuestra valía para no dejar que instalen en la ‘tierra santa’ que es nuestra interioridad, en la que habita nada menos que la imagen divina.
Desde ahí –sin ninguna duda- nacerá el perdón hacia ellos. ¿Sabes por qué nacerá el perdón? Porque cuando nos conectamos con esa ‘tierra santa’ aprendemos a vivir desde la bondad y el amor. Y así – sin perder para nada nuestra fidelidad a la verdad- hasta nos compadecemos de esas personas porque las vemos como lo que realmente son: personas equivocadas que viven dirigidas por un mapa y una brújula equivocados, que les lleva a la tierra de la nada.
Hoy nos preguntamos acerca de nuestra valía. Acerca del proyecto vital que realmente queremos vivir para sentirnos ‘vivos’. Solamente quien sueña vive de verdad. Los sueños despiertan en nosotros cosas grandes que nos hacen vibrar con una energía que nos libera del odio, instalan en nosotros actitudes constructivas que nos liberan del rencor, armonizan nuestro interior, y nos disponen a cosas cada vez más grandes y nobles.
Lo más importante es que aprendamos a perder el miedo a ser nosotros mismos, pues así diremos nuestra verdad sin pedir permiso, sin pedir perdón. Simplemente, estaremos aprendiendo a ser lo que Dios soñó que podemos y estamos llamados a ser, desde antes de la creación del mundo. Esto es lo que Él soñó para ti y para mí: