Hoy el Señor nos invita a dejar todo para Él. Queridos hermanos (as), el Señor siempre nos ama, su amor para nosotros es si grande que al mismo tiempo pide algunas exigencias de nuestra parte para poder llevarlo todos los días en nuestros corazones. El que ama al Señor debe también amor a su prójimo tal es el nuevo mandamiento que nos enseño Jesús. De hecho si quiero ser discípulo, debo estar dispuesto a poner al lado las pasiones malvadas que me impenden a amar: envidia, celos, vandalismo, drogas, pereza, miedo, etc. Tengo que confiar siempre a Jesús y nunca me abandonará.
Pido entonces hoy a Dios que me dé fuerza para poder ser todos los días fiel a la llamada que me da, la de amarle con todo mi corazón y amar a mi prójimo como a mi mismo.
Clément TSANGA MBIA, Escolapio