CUANDO EL ACOMPAÑAMIENTO SE HACE PROYECTO. UNA MEDIACIÓN EN LA ESCUELA – Gemma Muñoz Mate

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Gemma Muñoz Mate

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Quiero comenzar este artículo invitando a ver una secuencia de la película La casa de mi vida[1]. En ella, el diálogo entre George y su hijo Sam nos muestra la imagen de frontera de algunos de nuestros adolescentes en cualquiera de nuestros contextos. ¿Cómo acompañarlos en la escuela desde la situación vital en la que se encuentran?

Permitidme compartir una reflexión que nace de la experiencia de un centro que ha promovido el acompañamiento a alumnos como opción pastoral a favor de la vida. Para ello quisiera responder a cuatro preguntas que desarrollo a continuación.

  1. ¿Qué impacto ha tenido la COVID-19 en la salud mental y el bienestar emocional de nuestros adolescentes?

Los desafíos que planteó la pandemia, con todas las restricciones vividas en medio de la incertidumbre y la provisionalidad, impactaron profundamente en la salud mental de todos nosotros, especialmente entre los grupos más jóvenes. Nuestros hábitos de vida y nuestras relaciones se vieron alteradas, afectando al bienestar y la salud emocional.

El confinamiento supuso un reto de grandes proporciones por el impacto que provocó el aislamiento, el sedentarismo y el aumento de los tiempos de exposición a las pantallas, entre otros. Muchos organismos oficiales y científicos lo han investigado, como la Universidad Complutense[2] de Madrid, que realizó un estudio en el que explicaba que el 47% de los menores entre 12 y 17 años sufrió síntomas de depresión y ansiedad tras la pandemia, y un 31,5% tuvo ideas suicidas. Parece que los suicidios en menores de 15 años han aumentado en España de manera exponencial desde entonces.

Algunos de los detonantes más comunes de los problemas de salud mental entre los más jóvenes suelen estar asociados a relaciones familiares difíciles, la autoexigencia académica, la presión por encajar socialmente, la disconformidad con la imagen física o la complejidad de sus relaciones afectivo-sexuales. Otros factores que también influyen son el acoso escolar, los abusos sexuales y la falta de recursos económicos.

Las largas listas de espera para la atención en la sanidad pública es una dificultad añadida para afrontar los problemas de salud mental, provocando el aumento del consumo de psicofármacos ante la falta de recursos y tiempo para recibir atención profesional.

  1. ¿Qué «periferias existenciales» frecuentan nuestros adolescentes?

A la luz de esta situación, destacaría tres periferias existenciales: la soledad, la falta de sentido y la necesidad de ser vistos.

  1. Soledad

Según la ONG Educo[3] en un estudio realizado en 2017, la dificultad para conciliar la vida laboral y personal de los padres (sobre todo con menos recursos) da lugar a que muchos niños entre 6 y 13 años pasen mucho tiempo solos en casa. Algunos llevan la llave colgada al cuello porque son ellos mismos quienes abren la puerta al llegar a casa. Esta soledad les priva de relaciones familiares presenciales en su vida cotidiana y les expone además al consumo de alcohol y otras drogas, así como a problemas de alimentación, pues no hay quien supervise lo que comen mientras se sobreexponen con el abuso de todo tipo de pantallas.

  1. La vida virtual y la falta de sentido

«Molly Russell era una chica aparentemente normal, que nunca había dado mayores problemas a sus padres. Destacaba por su entusiasmo y su capacidad de iniciativa. Una noche cualquiera, en noviembre del 2017, acabó sus deberes, hizo la mochila y lo preparó todo para ir al instituto. Cuando sus padres abrieron la puerta de su dormitorio a la mañana siguiente, se la encontraron muerta junto a una nota que decía: ‘Lo siento. Es culpa mía’. Los padres buscaron desesperadamente respuestas. Y un simple vistazo a las cuentas de Instagram y de Pinterest de su hija fallecida les provocó un escalofrío de horror».

Según un sondeo realizado en aquel país, «el 18% de los adolescentes y jóvenes entre 16 y 25 años admite que “no merece la pena vivir” y el 27% siente que su vida “no tiene propósito”». «Los chavales buscan consuelo en internet, donde hay gente que padece los mismos problemas. Las soluciones que encuentran son mecanismos para copiar las autolesiones». «Una cuarta parte de los adolescentes que se quitaron la vida buscaron información online antes de dar el paso adelante[4]».

  1. Los selfies o la necesidad de ser vistos

Cuantos más «me gusta» recibidos mejor para alcanzar popularidad. Ser valorados y vistos aporta a nuestros adolescentes la seguridad y confianza que buscan, aunque sea endeble y fugaz. En España los niños y niñas disponen de su primer móvil a los 8 años. Un 31% entre los 9 y 16 años ha sufrido en alguna ocasión ciberacoso, siendo objeto de burlas por amigos o compañeros. Y casi uno de cada tres menores ha practicado el sexting enviando o recibiendo mensajes sexuales, eróticos o pornográficos que en ocasiones se propagan quedándose a la vista de todos en las redes para siempre.

Los expertos alertan sobre los peligros de la hiperconectividad para los más jóvenes, dedicando más tiempo a interactuar a través de las pantallas que a estar físicamente con sus amigos, realizar actividades físicas o incluso dormir. Aunque no todos los menores se ven afectados por el uso de las pantallas del mismo modo, la Asociación Estadounidense de Psicólogos (APA) considera que, en sí, las redes sociales no son buenas ni malas. Es el consumo excesivo y el acceso a contenidos perjudiciales lo que interfiere en el desarrollo corporal y mental sano.

Ante esta realidad globalizada de nuestras generaciones más jóvenes no podemos permanecer ajenos los adultos, sin enterarnos de lo que les pasa a quienes se nos han confiado a nuestro cuidado para que puedan crecer y desarrollar la vocación para la que nacieron. Estamos llamados a alentar la Vida, especialmente allí donde está amenazada, para que no se pierda ninguno (Cf. Jn 17,12)

  1. ¿Qué significa para nuestros jóvenes contar con «adultos sensatos»[5] que los acompañen en lo que viven?

Muchos de nuestros alumnos comparten que necesitan alguien con quien hablar y no tienen a nadie de confianza con quien hacerlo o no lo hacen porque «en casa» no se habla de esas cosas. Sienten que las situaciones que viven no pueden compartirlas con sus grupos de iguales porque están tan perdidos como ellos o porque necesitan cierta distancia «afectiva» para poder hablar con sinceridad y sin miedo.

A veces también sucede que no se sienten bien mirados por nosotros —sus adultos de referencia— y lo perciben. Cargan sobre sus espaldas nuestros prejuicios.[6] Carles Capdevila nos dejó una interesante reflexión sobre la «importancia del relato»[7] en lo que contamos. El relato que hacemos de nuestros adolescentes, cómo hablamos de ellos, qué les transmitimos, qué palabra les damos, cómo les ayudamos a poner nombre a lo que viven y a elaborar su propio relato… Son algunas de las cosas que esperan de nosotros, «adultos sensatos», cuando los acompañamos.

Contar con adultos que salen a su encuentro para acompañarlos en lo que viven, significa para nuestros jóvenes tener una referencia fiable y sentirse confiados en ella. Sentirse acogidos, queridos y aceptados como son, escuchados sin miedo a ser juzgados. La autenticidad de quien les escucha la notan en su estar y su decir que suena a verdadero. Todo ello les permite desplegar la Vida que llevan dentro para que pueda ser vivida en toda su plenitud, encontrando así su sentido y propósito.

  1. ¿Qué sucede en una escuela cuando el acompañamiento a las personas se hace proyecto?

Partiendo de la concepción del acompañamiento como un modo de ser en relación a favor de la Vida[8], ¿qué sucede en una escuela cuando este modo de ser se hace proyecto?

Algunos de los profesores que han participado en programas de acompañamiento en la escuela comparten que les «ha cambiado las relaciones con el alumnado, pues les ha permitido darse cuenta de las situaciones que viven, compartiendo más vida que notas». Esta experiencia ha provocado cambios en ellos como «la capacidad de escucha, juzgar menos y acoger más, apreciar más al alumno por lo que es y no por sus resultados, ganar en calidad humana, en flexibilidad y en profundidad en la mirada».

Escuchar las preocupaciones de los alumnos nos permite detectar más fácilmente situaciones de riesgo, favoreciendo la convivencia y la familiaridad en el Centro, también la gestión de sus emociones y, sobre todo, contribuir a fomentar la cultura de la interioridad y el cuidado, donde se puedan plantear preguntas de sentido sabiéndose acompañados en ello.

Para el profesorado el tiempo que se ha dedicado en los claustros a «conectar con uno mismo» en medio del ritmo frenético del día a día, practicando la escucha activa con los compañeros, ha sido también un espacio de cuidado propio muy valorado. Sin embargo, siguen faltando tiempos para una escucha cualificada, integral y pausada.

Conclusión

El acompañamiento en los centros educativos no es una moda sino una necesidad para favorecer un estilo de vida y de relaciones saludables. Es una llamada en la escuela el ejercer una labor de prevención, detección y acompañamiento de situaciones de especial vulnerabilidad, trabajando en equipo de manera integral con otros profesionales.

El sufrimiento invisible de la salud mental es un reto en la escuela para contribuir al bienestar emocional y fomentar la cultura del cuidado. El acompañamiento en medio de la vida es un ministerio[9] ineludible en nuestros espacios educativos. No podemos obviar esta llamada a iniciarnos en el arte de acompañar[10] y en la responsabilidad de ser acompañados también nosotros como mediación para el anuncio.

Ofrecer relaciones auténticas que favorecen la escucha honda y el diálogo posibilitador en nuestros encuentros, es un reto y un regalo para que nada de lo verdaderamente humano nos sea ajeno y no encuentre eco en nuestro corazón.[11]

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

  • Arrieta, Lola y Moresco, Marisa, Educar desde el conflicto. Chicos que molestan, CCS, Madrid, 1993.
  • Arrieta, Lola, Acoger la vida acompañando la vida. El acompañamiento en la vida cotidiana, Frontera Hegian, Cuadernos Frontera n.º 26, Vitoria, 1999.
  • Arrieta, Lola y Moresco, Marisa, Sentido y actualidad del Acompañamiento Espiritual en la vida cotidiana, Ruaj, Apuntes Seminario de Acompañamiento en la vida cotidiana.

REFERENCIAS WEB

[1] Kilian Arias (2010, 8 junio), La casa de mi vida (escena) [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=ba844S7toN4

[2] Oficina de Transferencia de Resultados de Investigación. (s. f.). https://www.ucm.es/otri/noticias-los-jovenes-sienten-mas-ansiedad-y-depresion-por-el-covid-19-que-los-grupos-de-riesgo

[3] Mouzo, J., Mouzo, J., & Mouzo, J. (2017, 1 junio). «Los riesgos de ‘los niños de la llave’». El Paíshttps://elpais.com/ccaa/2017/05/30/catalunya/1496162554_350946.html

[4] Fresneda, C. (2019, 15 febrero). «Alarma en Reino Unido por el riesgo de «una generación suicida», El Mundo, https://www.elmundo.es/internacional/2019/02/15/5c64490cfdddff762c8b45b6.html

[5] Expresión tomada de Arrieta, L. y Moresco, M. (1993), Educar desde el conflicto. Chicos que molestan, CCS, Madrid.

[6] Infancia en Positivo, (2019, 20 mayo). Adolescentes, lo que de verdad pensamos sobre ellos [Vídeo]. YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=M73mkNxEXl4

[7] Carles Capdevila falleció con 51 años de cáncer en 2017. Sus reflexiones para padres y maestros son de gran lucidez desde el sentido del humor, como esta: «El activo más importante de la sociedad es el estado de ánimo de los maestros». (2019), Educar es Todo (3 julio 2016). Carles Capdevila: «Yo quiero a los maestros, los amo» [Vídeo], YouTube. https://www.youtube.com/watch?v=jVc-9v302mQ

[8] Tomo esta definición de lo escuchado a Lola Arrieta en múltiples foros. Se puede encontrar explicada con otras palabras en su libro Acoger la Vida acompañando la vida. El acompañamiento en la vida cotidiana. Cuadernos Frontera, n.º 26, Vitoria, 1999

[9]    El cardenal Köning lo nombró como ministerio en 1987. Lo podemos leer en Arrieta, L. y Moresco, M. Sentido y actualidad del Acompañamiento Espiritual en la vida cotidiana, Ruaj, Apuntes Seminario de Acompañamiento en la vida cotidiana.

[10] Evangelii Gaudium: Exhortación Apostólica sobre el anuncio del Evangelio en el mundo actual (24 de noviembre de 2013), Francisco (2013, 24 noviembre) http://w2.vatican.va/content/francesco/es/apost_exhortations/documents/papa-francesco_esortazione-ap_20131124_evangelii-gaudium.html

[11]  Gaudium et spes. (s. f.). http://www.vatican.va/archive/hist_councils/ii_vatican_council/documents/vat-ii_const_19651207_gaudium-et-spes_sp.html