CRÓNICA DE LA EPJ 2022 RPJ 558 Descarga aquí el artículo en PDF
José Ángel Beltrán Solan
La vida recupera su dinámica presencial, y la Escuela de Pastoral con Jóvenes (EPcJ) también lo ha hecho este año. Volviendo a su propuesta inicial, modificada en los dos últimos años, nos hemos vuelto a dar cita el 8 y 9 de octubre de manera presencial.
En esta edición, hemos sido acogidos en la parroquia de San Juan de la Cruz, que aloja en sus locales a la sede de la Delegación de Infancia y Juventud de Madrid (DELEJU). Algo significativo para este año en el que el tema de la EPcJ era la sinodalidad.
La coordinadora eligió el lema Somos contigo, recogiendo la invitación que el papa Francisco nos ha hecho al convocar el sínodo sobre sinodalidad. En este camino en el que nos encontramos, hemos querido ofrecer a los participantes de la EPcJ un espacio de reflexión y diálogo sobre lo que nos ayuda o dificulta construir sinodalidad, así como la presentación de diferentes experiencias que ya están compartiendo camino desde la fe, la vida y la misión. Un acento de este año ha sido generar dinámicas en las que pudiéramos buscar juntos estos caminos sinodales desde la pastoral, bebiendo de nuestra propia experiencia y así enriqueciéndonos entre todos.
La acogida del sábado a la mañana comenzó con la invitación a conocernos. En varias evaluaciones de ediciones anteriores se pedía el conocer mejor a las distintas instituciones que participamos en la escuela. Por ello, al llegar al encuentro se nos invitaba a buscar a una persona de una institución específica con la que tener un intercambio de experiencias.
El equipo de jóvenes enlazó las diferentes partes de la escuela, compartiendo los puntos de la reflexión hecha en el proceso de preparación. Con Stefanía (Hijas de Jesús) y Dani (Acción Católica) como presentadores, arrancamos la Escuela y ellos dieron paso a la oración de la mañana acompañada por el coro que se creó entre todas las instituciones que participamos en la coordinadora.
En esta edición hemos optado por una ponencia dialogada, en la convicción de que en este momento eclesial que vivimos todos estamos en búsqueda. Acompañados por Cristina Inogés, se generó un diálogo con tres jóvenes y una pastoralista. La participación real en la Iglesia de los jóvenes o de diferentes grupos que sentimos que están apartados, la formación necesaria para la participación, la necesaria relación con los medios de comunicación para crear puentes entre sociedad e Iglesia, la creación de una fraternidad universal al interno y al externo de la Iglesia… Temas interesantes y complejos que traspasaron el escenario para crear diálogo con los asistentes, y que luego continuó en una dinámica de grupos en la que todos los participantes pudieron compartir y reflexionar.
Después del merecido descanso y comida, retomamos la tarde con 7 experiencias de sinodalidad. Invitamos a instituciones y grupos que tienen recorrido en esto de compartir vida, fe y misión, o en crear espacios de participación a colectivos específicos. Nos acompañaron la pastoral y voluntariado de Colegios Mayores, REDES, Fe y Luz, Revuelta de mujeres, Red Interlavapiés, Crismhom y Monte Horeb. Espacios de riqueza y esperanza que nos recuerdan no solo que el camino de la sinodalidad es posible, sino que no es nuevo y ya llevamos recorrido hecho.
El sábado lo cerramos con una oración, despidiéndonos hasta el domingo que comenzamos con la Eucaristía presidida por don Fernando Díaz Abajo, consiliario de la Acción Católica, y con don Gabriel Comas, párroco de San Juan de la Cruz.
La mañana del domingo tuvo su espacio el equipo de jóvenes. En grupos fuimos pasando por diferentes estancias en las que se nos proponía un tema de reflexión, desde una propuesta muy dinámica. El papel de la mujer, el lenguaje, la pérdida de jóvenes en la Iglesia, la rapidación, la inflexibilidad… Temas que preocupan a los jóvenes y a los que nos invitaron a entrar.
Agradecidos y cansados de la intensidad de este día y medio, nos despedimos con una oración de envío. Confirmados en esta propuesta de formación pastoral, que es en sí misma experiencia de sinodalidad.
La vida recupera su dinámica presencial, y la Escuela de Pastoral con Jóvenes (EPcJ) también lo ha hecho este año