Cristianos – Iñaki Otano

Iñaki Otano

Domingo 2 del tiempo ordinario

En aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó: “este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Este es aquel de quien yo dije: ‘Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo’. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel”.

Y Juan dio testimonio diciendo: “He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma y se posó sobre él. Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo: ‘Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ese es el que ha de bautizar con Espíritu Santo’. Y yo he visto y he dado testimonio de que este es el Hijo de Dios”. (Jn 1,29-34)

 

Reflexión:

            Como réplica al bautizo cristiano, algunos organizan el “bautizo civil” e incluso la “primera comunión civil”. Es respetable que se quiera organizar una fiesta para celebrar el nacimiento a la vida o la llegada al uso de razón. Lo sorprendente y hasta contradictorio es el empeño en agarrarse a una nomenclatura religiosa cuando precisamente se pretende desprenderse de toda atadura que tenga esa connotación.

          El Espíritu imprime su sello en la persona de Jesús y en nosotros. El cristiano puede realizar las mismas obras que quien no se considera creyente, pero el sentido de su vida se lo ha dado la fe. El cristiano trata de amar “como yo os he amado”, como Jesús nos ha amado y nos ama. El teólogo suizo Hans Küng exponía las siguientes tesis en 1977:

– También fuera del cristianismo hay verdad, bondad, belleza y humanidad. Sin embargo, es legítimo llamar cristiano a todo lo que, en la teoría y en la praxis, tiene una relación positiva y expresa con Jesucristo.

– También fuera del cristianismo hay verdadera convicción, sincera fe y buena voluntad. En cambio, es legítimo llamar cristianos a todos aquellos cuyo vivir y morir está últimamente determinado por Cristo.

– También en otros grupos cristianos fuera de la Iglesia hay compromiso, acción, meditación, honradez de vida y salvación. Pero es legítimo llamar Iglesia cristiana a toda comunidad, grande o pequeña, de personas para las cuales Jesucristo es el último determinante.

– También fuera del cristianismo – entre judíos, musulmanes, hindúes y budistas, entre humanistas postcristianos y ateos declarados – se lucha contra la inhumanidad y se promueve la humanidad. Sin embargo, hay cristianismo donde, en la teoría y en la praxis, se activa el recuerdo de Jesucristo.

          La vida del cristiano que posee el Espíritu no es un activismo sin Cristo pero tampoco un recurrir a Dios como si el ser humano, el prójimo, no existiese. La esperanza en “otro” mundo debe traducirse en convertir este mundo en “otro”.El filósofo marxista abierto Ernst Bloch (1885-1977) decía de la esperanza lo que podemos aplicar a nuestro modo de esperar como cristianos: “no solamente hemos de comer algo, sino que también hay algo que cocinar”.

          El Espíritu actúa en nuestro tiempo. Por eso, el Concilio Vaticano II recordaba que “es deber permanente de la Iglesia escrutar a fondo los signos de los tiempos e interpretarlos a la luz del evangelio”. Estar bautizado con Espíritu Santo pide vivir alerta a su acción en nuestro tiempo.