Siempre con vosotros, dentro de vosotros.
Si me amáis, guardaréis mis mandamientos y si guardáis mis mandamientos, ya me estáis amando. Te gusta jugar con las palabras. Te gusta también que no haya diferencia entre palabras y hechos, entre los verbos del querer y los verbos del hacer, entre la obligación del mandamiento y la alegría de quien ama sin pensar, como el árbol da frutos o el pájaro canta.
Es tiempo de destaponarse, de dejarte salir de dentro a ti, Dios, que te escondimos por vergüenza o flojera, por pensar que no eras yo mismo ni lo mío te interesaba. Estabas sin embargo ahí, siempre, conmigo, dentro de mí, como la sabia en el árbol o el canto en el pájaro, como esperando brotar, igual que la rosa se esconde a veces en la espina, o la alegría en la espera.
Brota Dios, hazte flor en mi, en esta primavera rara, hazme aroma y perfume para hospitales y canción para soledades, hazme viento que alienta y vacuna que cura. Hazme tú, que ya mi invierno quedó atrás.
Juan 14,15-21
EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Si me amáis, guardaréis mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que os dé otro Paráclito, que esté siempre con vosotros, el Espíritu de la verdad. El mundo no puede recibirlo, porque, no lo ve ni lo conoce; vosotros, en cambio, lo conocéis, porque mora con vosotros y está en vosotros. No os dejaré huérfanos, volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo no me verá, pero vosotros me veréis y viviréis, porque yo sigo viviendo. Entonces sabréis que yo estoy en mi Padre, y vosotros en mí y yo en vosotros. El que acepta mis mandamientos y los guarda, ese me ama; y el que me ama será amado por mi Padre, y yo también lo amaré y me manifestaré a él».
Te interesará también…
Newsletter
últimos artículos
LA IMPRESCINDIBLE COMUNIDAD – Jorge A. Sierra (La Salle)
LA IMPRESCINDIBLE COMUNIDAD RPJ 564Descarga aquí el artículo en PDFJorge A. Sierra (La Salle) http://@jorgesierrafsc Hace apenas unas semanas tuvimos una reunión con algunos de los grupos juveniles «nuevos» que están conformándose en diversos lugares, a veces después...
MENDIGO Y EL REY (EL) – Joseph Perich
Joseph Perich Iba yo pidiendo de puerta en puerta por el camino de la aldea, cuando tu carro de oro apareció a lo lejos como un sueño magnífico. Y yo me preguntaba, maravillado, quién sería aquel Rey de Reyes. Mis esperanzas volaron hasta el cielo y pensé que mis días...