Nacidas en el corazón del movimiento de reactivación que siguió al Concilio Vaticano II, por iniciativa del cardenal Marty, entonces arzobispo de París, y del padre Pierre-Marie Delfieux, las fraternidades de Jerusalén reúnen a monjes, monjas y laicos ansiosos , cada uno de acuerdo con su carisma y su propio compromiso, para compartir la misma espiritualidad que los invita a vivir «en el corazón de las ciudades, en el corazón de Dios».
Alrededor de los dos Institutos Monásticos Hermanos y Hermanas de Jerusalén, cuya principal vocación es «extender una alfombra de oración en el medio de nuestras grandes ciudades, otras ramas fueron gradualmente injertadas para formar la «Familia» de Jerusalén: fraternidades apostólicas, extendiendo el carisma de «Jerusalén» en la vida parroquial, y muchas fraternidades seglares, aprovechando la liturgia de Jerusalén y la espiritualidad que comparten con los hermanos y hermanas a través del Libro de la vida de Jerusalén, la savia de su propio enraizamiento eclesial. «Jerusalén», una ciudad «donde todos juntos» (Salmo 121), es el nombre que comparten: les traza un camino a la Jerusalén del cielo, «hermoso, porque la gloria de Dios lo ha iluminado y el ‘Cordero es su antorcha’ (Apocalipsis 21,23).
Los religiosos de la Fraternidad son muy jóvenes: tienen una media de edad de 32 años, y aunque la mayoría son franceses muchos provienen de otros países, de hasta 30 naciones distintas. Estos religiosos se comprometen a una intensa vida de oración: 4 horas al día entre la oración litúrgica, la comunitaria y la personal.
Una muestra de su música litúrgica la podemos encontrar aquí.
Los cinco puntos que caracterizan su vocación monástica son:
- Viven en la ciudad como unos ciudadanos más.
- Son arrendatarios de su vivienda.
- Trabajan a media jornada, normalmente son asalariados.
- Están insertos en la realidad de la Iglesia diocesana, dentro de la línea marcada por el Vaticano II.
- No tienen clausura material pero sí que preservan determinados espacios y tiempos para la soledad y el silencio.
Como unos monjes en mitad del desierto espiritual de las prisas, horarios, ocupaciones…, esta comunidad ofrece una luz en la noche de París, un espacio de liturgia y oración muy cuidadas, que animan a quienes quieran salir de sus rutinas y estreses, preparándole para un verdadero encuentro con Jesús.
Cada día cuelgan sus oraciones y sus homilías por medio de podcasts.
Aquí se encuentra toda la información de estas comunidades.