CAMINANDO JUNTOS: SINODALIDAD Y CREATIVIDAD EN LA PASTORAL JUVENIL HOY – Católicos en red

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El pasado 10 de septiembre la Red de Pastoral Juvenil (RPJ) junto con la Universidad Cristóbal Colón de México organizamos la masterclass Pastoral juvenil y construcción de una Iglesia sinodal.” Fue un espacio de encuentro y reflexión donde compartimos inquietudes y experiencias sobre el acompañamiento a los jóvenes en su camino de fe. Durante este encuentro, se puso un fuerte énfasis en la sinodalidad y en cómo, desde la Iglesia, podemos ser más cercanos, creativos y comprometidos con la realidad que los jóvenes viven hoy en día. En este artículo, queremos destacar algunas de las ideas clave que surgieron y cómo esto se conecta con el trabajo que realizamos en RPJ.

Los desafíos de acompañar a los jóvenes hoy

Hoy, más que nunca, los jóvenes se enfrentan a un entorno social lleno de cambios y desafíos. Están sumergidos en una cultura digital que les ofrece un sinfín de estímulos, pero, al mismo tiempo, los confronta con preguntas profundas sobre su identidad, su futuro y su lugar en el mundo. Como agentes de pastoral, nos preguntamos constantemente cómo podemos acompañarles en esa búsqueda, ayudándoles a encontrar a Dios en su camino y ofreciéndoles un espacio donde puedan sentirse escuchados y acompañados.

Laura Moreno, quien nos acompaña desde Madrid, compartió una reflexión que resonó con todos nosotros: «Los jóvenes están siempre buscando quiénes son, en un mundo que muchas veces parece caótico y confuso». Y es cierto, ellos necesitan puntos de referencia, espacios seguros donde puedan explorar su fe, su identidad y su misión en el mundo. Nosotros, como Iglesia, debemos estar ahí para ofrecerles esa guía, no como alguien que impone respuestas, sino como compañeros de viaje que les ayudan a descubrir lo que ya está sembrado en sus corazones.

Sinodalidad: caminar juntos con los jóvenes

En este evento, quedó claro que la sinodalidad no es solo un concepto teórico o un término de moda en la Iglesia, sino que es el corazón de nuestra misión. Caminar juntos, escucharnos mutuamente y dar protagonismo a los jóvenes son elementos esenciales si queremos construir una pastoral que sea significativa para ellos. Álvaro Chordi, obispo auxiliar de Santiago de Chile, lo resumió perfectamente: «La sinodalidad es acompañar a los jóvenes en su proceso, ayudándoles a tomar decisiones sobre sus vidas».

En este sentido, no podemos quedarnos solo en ofrecer doctrinas o rituales, por más importantes que sean. Laura Moreno lo expresó con claridad: «No podemos hacer una pastoral basada solo en rituales o en doctrinas, tiene que ser una experiencia de vida compartida». La pastoral con jóvenes debe ser una vivencia cotidiana, donde ellos puedan sentir que su fe no es algo que se queda en las paredes de una iglesia, sino que les acompaña en cada paso que dan, en sus estudios, en sus relaciones, en sus momentos de crisis y en sus alegrías.

Crear espacios de encuentro y escucha

Uno de los temas que más se repitió durante el evento fue la necesidad de crear espacios donde los jóvenes puedan ser ellos mismos, donde se sientan valorados y comprendidos. En un mundo donde muchas veces se sienten juzgados o incomprendidos, debemos ofrecerles un espacio donde puedan abrirse, compartir sus dudas y, sobre todo, donde se les escuche de verdad.

Pedro Aguado, Superior General de las Escuelas Pías, nos recordó algo esencial: «Ellos necesitan encontrar la huella de Dios en sus vidas, certezas para vivir y una comunidad con la que caminar». Este es uno de los grandes retos que tenemos como pastoral: crear comunidades vivas y acogedoras, donde los jóvenes puedan sentir que no están solos en su búsqueda de sentido, sino que hay una Iglesia que los acompaña.

Ser creativos y salir de los esquemas tradicionales

Sabemos que la forma tradicional de hacer pastoral muchas veces no resuena con los jóvenes de hoy. Nos encontramos con una generación que busca autenticidad, que rechaza lo que percibe como superficial o desfasado. Como agentes de pastoral, tenemos el reto de ser creativos, de buscar nuevas formas de transmitir el Evangelio que conecten con su vida cotidiana.

Uno de los testimonios que más nos inspiró fue el de Mónica Hernández, de Colombia, quien nos animó a «ser valientes y salir de nuestros esquemas, atrevernos a experimentar nuevas formas de hacer pastoral». No se trata de abandonar nuestra tradición, sino de adaptarla a las nuevas realidades. Podemos utilizar el arte, la música, las redes sociales y tantas otras herramientas que los jóvenes dominan, para hacerles llegar el mensaje de Jesús de una manera que les hable directamente al corazón.

La importancia del acompañamiento personal

A lo largo de la jornada, algo que quedó claro es la importancia del acompañamiento personal. Si bien las actividades grupales, los encuentros masivos y los eventos son importantes, nada sustituye el poder de la relación uno a uno. Los jóvenes necesitan sentirse escuchados, valorados y acompañados en su singularidad. No basta con ofrecerles respuestas generales; necesitan sentir que sus inquietudes personales también tienen un espacio en la pastoral.

Carlos Mendoza, de México, compartió una frase que resonó profundamente: «A veces, lo que más necesitan los jóvenes es que alguien esté ahí, simplemente escuchando, sin juzgar, sin apresurarse a dar respuestas». Este tipo de acompañamiento es fundamental para que los jóvenes se sientan realmente parte de la comunidad eclesial.

Un futuro esperanzador

Concluimos este evento con un sentido de esperanza. A pesar de los desafíos que enfrenta la pastoral juvenil en el mundo de hoy, estamos convencidos de que, si seguimos apostando por la sinodalidad, por la escucha y por la creatividad, podemos construir una Iglesia más cercana a los jóvenes, una Iglesia que sea un verdadero refugio para ellos en medio de un mundo en constante cambio.

Desde la Red de Pastoral Juvenil, seguiremos impulsando estos espacios de encuentro y formación, porque creemos firmemente en el potencial de los jóvenes y en su capacidad para transformar la Iglesia y el mundo. Caminemos juntos, con fe, con alegría y con la certeza de que Dios está siempre presente en el corazón de los jóvenes, guiando cada paso de su camino.