CARTA DE UN NIÑO – Joseph Perich

CARTA DE UN NIÑO

Joseph Perich

Jesús, soy Dani, ya me conoces.

No me aclaro con los mayores: Ayer mi papá se puso a cien porque conté a sus amigos cómo grita a mamá. ¿No es más grave hacerlo que contarlo? Él se enfada cuando lo explico y yo no puedo enfadarme cuando él lo hace.

Me advierten de que no debo mentir. Pero mi padre fuma a escondidas y cuando me atrevo a decir una verdad como un puño, se pone furioso.

Me dicen que es muy importante que un día en la vida vaya a comer tu “galleta”, tu pan de ángel, pero ellos solo ponen los pies en tu casa cuando se muere alguien.

Mamá dice que debo comportarme como ella. Pero ella, cuando la llaman por teléfono para ir a una reunión de padres, siempre dice que no se encuentra bien.

Me tratan como a un juguete: ellos son los que siempre deciden cuando pueden jugar conmigo, pero yo nunca puedo escoger el momento para jugar con ellos.

Me dicen que es de mala educación echarse pedos en público, pero, cuando me acerco a mi madre para darle un beso, apesta a tabaco.

A nosotros no nos dejan ser niños. Nos obligan a tirar la piedra y a esconder la mano, a ser desconfiados, a expresar lo que no sentimos…

Cuando veas a los Reyes Magos, les pides que traigan a mi padre mucha ropa de abrigo para que pueda vestir a tantas mujeres y hombres que pasan frío en las “pelis” de su “tele”.

Di a mis padres que ser niño no es un “defecto”, ni un bonito juguete para competir con las amistades. Diles que se respeten y me respeten, pero que no se olviden de regalarme, gratuitamente, un poco de su tiempo.

Cuando ellos gritan “NO”, no tengo derecho a explicarme ¡porque soy un niño! Pero me explicaron que tu naciste para decirnos: “Si los mayores no os hacéis con un corazón de niño no podréis entrar en el Reino de Dios”.

Amigo Jesús, este pícaro de Dani te ha puesto muchos “deberes”. Si en algo puedo ayudarte aquí me tienes. No desearía que lo que te acabo de contar  te pasara a ti, como niño que eres. Si mis padres te cuentan algo de mí que te entristece, mándame el paje del rey negro para que me entere, ponga remedio y esté a tiempo de darles una merecida alegría.

                                                                 Un abrazo de tu amigo Dani.

 

Reflexión:

No nos había pasado nunca. Como por hechizo, o bajado del cielo, este año, nos encontramos un sobre de colores ante la cueva del belén de nuestra parroquia. La abrimos y pudimos leer, con cierta dificultad (era letra de un niño o una niña) y sorpresa, esta carta al Niño Jesús. Sin comentarios, esta misiva lo dice todo.