¿CAMINAMOS? – Comunidad Monasterio de la Santísima Trinidad Suesa

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Comunidad Monasterio de la Santísima Trinidad Suesa

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¿Has escuchado alguna vez esa invitación: «Caminamos»? La vida está hecha para vivirla en plural. Pero ojo, un plural en el que aprendes de manera personal a conocerte a ti misma, a ti mismo, para ir dando pasos. Nos gustaría compartir contigo, tú que estás leyendo esto ahora mismo esa aventura, el regalo que es hacer camino con otras personas, escuchar, compartir, acoger tu propia vida y la de las demás, celebrar juntas, acompañarnos. 

Tres pasos en este camino. El primero: aprender a cuestionarnos, saber hacernos preguntas y que la vida se hace en esas preguntas. El segundo: que esas preguntas no se queden solo en la pregunta, que busquemos con quién confrontar, alguien o «álguienes», que nos ayuden a poner palabra o respuestas. Y, por último, en tercer lugar, en todo esto qué papel juega la Comunidad, por qué es importante

En esto de «caminar por la vida» nos vamos haciendo preguntas. ¿Cuántas veces te has preguntado por el sentido de tu vida? ¿Por qué estabas viviendo algo? ¿Cuántas veces te han llegado planteamientos desde fuera, de alguien que te preguntaba y te ha descolocado tus propios esquemas? Es en esos momentos cuando la referencia a un grupo se hace más significativa, como cuando compartes con alguien lo que estás viviendo y te parece importante. Aquí se pone en juego lo de vivir con autenticidad. No vale solo dejar que las cosas pasen a nuestro lado, o incluso que nuestra vida pase sin más, es necesario implicarse en ella, ponerse en camino, buscar. Son los buscadores los que cambian el mundo.

En todas las épocas las personas han buscado dar respuesta a sus dudas y planteamientos

¿Sabes? No somos las únicas. En todas las épocas las personas han buscado dar respuesta a sus dudas y planteamientos, han buscado con quién compartir las alegrías y los miedos. Los primeros discípulos de Jesús se encontraron con él a través de una pregunta: «Maestro, ¿dónde vives?» (Jn 1,38). Y Jesús les respondió: «Venid y lo veréis» (Jn 1,39). Las preguntas nos llevan, nos mueven, no nos dejan estáticas. ¿Estás dispuesta, estás dispuesto, a plantearte, a buscar, a escuchar las respuestas?

A esto de cuestionarnos y buscar respuestas, de buscar personas con las que compartir nuestras inquietudes y pasos, es lo que hoy llamamos «acompañamiento», adentrarse en un proceso de búsqueda. En esa búsqueda los referentes y aquellas personas que puedan confrontarnos son uno de los medios para poder hacer este camino. Son quienes nos escuchan, nos acogen, hacen camino a nuestro ritmo. Nos sostienen y muchas veces nos interpelan. Hay que ser valientes para dar este paso, el paso de dejarse acompañar.

En este acompañar, en este camino, la Comunidad tiene un papel muy importante. Todas tenemos grupos de referencia o los hemos tenido en algún momento: la familia, el grupo de amigos, el equipo de deporte, el grupo de fe, la parroquia. 

Cuando nos decidimos a hacer un camino de fe en serio, cuando nos dejamos tocar por Jesús, y le preguntamos «¿dónde vives?», ese «ven y verás» nos va a llevar a la Comunidad. Ahí es donde se hace presente, donde se encarna cada día en cada momento. Dios no es alguien abstracto a quien no podemos acercarnos, se hace presente en cada persona. Es un regalo poder compartir la vida, las experiencias, poder celebrar la fe, las alegrías y el dolor. Eso es la Comunidad. 

La Comunidad es diversidad, es abrir los ojos a la naturaleza y contemplar en ella toda la gama de colores, y sorprenderte. La Comunidad nos saca del aislamiento, nos confronta y coloca frente a nosotras mismas, muchas veces frente a nuestra fragilidad y vulnerabilidad, y hay que ser valientes para acoger también eso. Es a ella a quien podemos acudir para compartir una alegría, quien nos va a sostener cuando el siguiente paso que tengamos que dar lo hagamos en fragilidad. En los demás hermanos y hermanas podemos vernos reflejadas, y ver a ese Jesús que nos sigue invitando: «ven y verás» (Jn 1,39).

Hay que ser valientes para dar este paso, el paso de dejarse acompañar

La Comunidad hace camino junto a nosotras, no va por delante, ni se queda atrás, camina al lado, porque la comunidad no es tal si yo no estoy. Yo no soy «la» comunidad pero sí soy comunidad. Crecemos juntas, con la experiencia de la vida vivida de quienes van por delante en edad, con la ilusión y la sorpresa de quienes tienen menos años. 

En el compartir cotidiano crecemos juntas y nos acompañamos. Y embellecemos la Iglesia y le damos autenticidad, porque la Iglesia no es si no es Comunidad, como Dios es Comunidad y Comunión.

Te dejamos una canción por si algo de lo que hemos dicho en este artículo te puede resonar en su letra: Juntas de La mare.

Y te repetimos la pregunta: ¿caminamos juntas?