Recuerdo cuando mis padres me dieron a probar el café sin azúcar. Tendría yo 4 o 5 años y siempre andaba husmeando intrigado en las tazas del café que se ponían después de comer. Un buen día, creo que fue mi madrina la que tuvo la genial idea, preparó un café cargadito y sin azúcar y me dijo, ¿quieres? Tardé años y años en volver a tomar café. ¡Qué asco y repugnancia me produjo! Ah, y dejé de husmear en las tazas.
Está claro que la mente humana funciona en gran parte por atracciones y rechazos. Quizá tendríamos que utilizar una técnica similar para trasladar sentimientos de asco y repugnancia hacia ciertos comportamientos. Imaginaros que se os invita a unas ricas croquetas, elaboradas con … carne humana, o unas morcillas que se hayan podido elaborar con excedentes de donaciones de sangre. Y a aquellos que les gusta la casquería, dicen que los órganos humanos y los del cerdo, …. vale vale no sigo!
Imagino que no estaré provocando precisamente un ensalivamiento, sino más bien asco y repugnancia ante una invitación al canibalismo.
Reconozco que la comparación no es mía, la escuché una vez en Radio Nacional y me parece muy acertada. Más o menos la tesis era que no acabaremos con las violaciones y abusos sexuales hasta que no sintamos asco y repugnancia por esas acciones, cual sentimos hacia el canibalismo.
El 25 de noviembre, en la jornada contra la violencia hacia las mujeres, se reclamaban medidas legales. Que no digo que no sean necesarias, pero, también se reconocía que estas situaciones de violencia hacia la mujer estaban aumentando, por lo que … algo está fallando. Sí. La educación. Pero la educación que logra interiorizar la enseñanza: comer mierda da asco y repugnancia, sí. Y abusar de otra persona, tendría que producir el mismo sentimiento; y, aunque sea otro tema para algunos, llevar a cabo abortos de forma mecanizada, cada siete minutos, como si fuese una cadena de producción/destrucción masiva, tiene que generar asco y repugnancia.
Mientras el asco y la repugnancia no sean mayores que el “placer”, el dinero y el poder, los seres humanos nos seguiremos deshumanizando cada día y seguiremos asistiendo impasibles al aumento de violaciones contra las mujeres, contra los hombres, contra los niños nacidos o neonatos, contra los animales, contra los mares, contra los bosques, contra el planeta y sus seres vivos.
Solo un sentimiento de asco y repugnancia puede acabar con estas lacras.
¿Hacen unas croquetas de jamón?