AMOR EDUCATIVO HOGARES CALASANZ RPJ 559 Descarga aquí el artículo en PDF
Mayte Ramírez y Cristian Gabriel Gutiérrez Sánchez
mayteramirez@itakaescolapios.org
El sueño de Chinchachoma sigue más vivo que nunca, y lo más grande es que muchos niños y jóvenes transforman su vida gracias a Hogares Calasanz, fieles a la Piedad y las Letras, y con el aval del Espíritu de Dios quien es quien nos protege.
Hogares Calasanz de México es una obra escolapia que nació por inspiración de Dios en los años setenta, cuando por gracia divina el P. Alejandro García Durán de Lara, Chinchachoma, descubrió el rostro de Dios en los niños pobres de las zonas urbanas del tercer mundo, en los niños de la calle y, a partir de la vida generada por ellos, Hogares Providencia, una experiencia de Dios en medio de la miseria y la pobreza no solo material, sino espiritual del hombre de nuestro tiempo.
De Hogares Providencia surgirá más adelante Hogares Calasanz, como una continuación de la gracia de Dios compartida a la Orden de los Padres Escolapios, quienes, en respuesta a su carisma, viven el don de Dios con los niños y jóvenes en situación de calle mediante la Piedad y las Letras. Detrás de cada niño en situación de calle se esconde una historia de dolor y sufrimiento, un drama personal que de no ser atendido condicionará su existencia. En Hogares Calasanz no somos indiferentes ante esta situación. Es una ardua labor que hacemos de la mano de Dios.
Tenemos como finalidad la educación y formación integral de los niños y jóvenes de y en situación de calle; en concreto, de aquellos menores que carecen de todos los cuidados en todos los ámbitos o buena parte de ellos a los que tienen derecho. Son, pues, niños y muchachos que han roto todo vínculo con la propia familia y viven en la calle; o son aquellos que, si bien mantienen un vínculo familiar, prácticamente viven en la calle dadas las dificultades existentes en su familia, y que hacen que al menos en Hogares estén más a gusto y seguros que en su recinto familiar.
Nuestro proyecto está conformado por 6 casas a las que llamamos Hogares (3 en Ciudad de México y 3 en Puebla). En ellas, los niños y adolescentes reciben educación, compañía y formación. Dicho trabajo implica una gran preparación, esfuerzo, cariño, dedicación, esfuerzo y paciencia. La población que atendemos al año fluctúa alrededor de 36 niños, con edades comprendidas entre 4 y 20 años. El objetivo de Hogares Infantiles y Juveniles Calasanz (HOCA) es proporcionarles un hogar y familia a los niños de la calle, en los cuales reciban amor, educación, formación moral, vivienda, vestido, alimentación, atención médica y actividades recreativas, tal y como harían en una verdadera familia. Lo anterior con el fin de facilitarles condiciones óptimas para su sano desarrollo y que el mismo culmine en su progresiva inserción social.
Las etapas en las en las que acompañamos a los niños y jóvenes de Hogares son las siguientes:
- Amor incondicional
Es la primera etapa de un niño que ingresa a Hogares y pasa ahí de cuatro a cinco años. En esta primera etapa, el niño y/o joven es recibido en la casa y se le brindan todos los cuidados, al modo en como un recién nacido empieza a conocer el mundo. Esta etapa es fundamental, ya que aquí se consolida el vínculo afectivo de pertenencia, mediante el cual el niño y el joven aprenden a vivir en un clima de amor y de armonía. Los educadores asumen el rol de tíos, al modo en cómo, en una familia, muchas veces el tío es el responsable del acompañamiento cuando faltan las figuras paternas.
- Amor que libera
En esta etapa se acentúa la formación para la vida. Se incluye el proceso de la autonomía y de la vida independiente. Según la persona, se orienta al joven a tomar la iniciativa de su vida, a dónde quiere dirigirse, cómo quiere lograrlo, cuáles son sus objetivos. Empieza a tener experiencias en el ámbito de la responsabilidad compartida y los primeros rudimentos en el ámbito laboral, fomentándole la conciencia del ahorro como un ejercicio del buen manejo de los recursos.
- Amor pedagógico
En el Hogar 2 se continúa el proceso formativo y prácticamente se trabaja con niños-adolescentes, que cursan la Secundaria. En esta segunda etapa, la más larga del proceso, se le conduce al niño y al joven a vivir en el amor que busca el bien del otro. Para ello hay que preparar la vida. Los niños y jóvenes van a la escuela para recibir su formación académica, acuden a escuelas de talleres y habilidades con base en sus potencialidades, reciben su formación religiosa y participan de charlas al interior del Hogar con base en la temática de crecimiento personal o bien según necesidades que se van presentando en el proceso.
- Amor que acompaña
En esta última etapa, se sigue a los jóvenes que egresan de la Casa, procurando en la medida de lo posible, acrecentar el vínculo de pertenencia. Se trata de acompañar a los exresidentes de Hogares. Aquí los jóvenes viven ya de modo autónomo, rentando un espacio (casa) o viviendo en una familia. La mayoría de los jóvenes son ya mayores de edad (de 21/22 años), por lo que el acompañamiento consiste en estar pendientes de su proceso, interesarse por sus situaciones concretas, invitarlos a participar a los eventos significativos de las casas, con la finalidad de que la identidad lograda se acreciente con el tiempo, al modo en como una familia amplía sus lazos familiares ahora en los hijos de sus hijos.
Nuestras casas otorgan una nueva oportunidad de vida a los niños, dándoles compañía, educación, formación y convirtiéndonos en su familia. Todo ello a través de la creación de un vínculo afectivo/emocional con lo que busca estar cerca de cada niño y joven, por lo que en cada casa solo puede haber un número no mayor a 13 personas, pues nuestra meta no es asistencial sino formativa. Lo esencial aquí es tener un contacto personal con cada niño, entablar con él un vínculo afectivo adecuado, pues no formamos desde lo abstracto, sino desde la cercanía, desde la proximidad. Es tarea específica de cada tío y tía llevar a cabo estas entrevistas personales, pues solo conociendo lo que piensa y siente el niño, es como puede enfocarse su formación.
Realizamos una Junta de Hogares que es otro de los elementos fundamentales del proceso formativo. El objetivo es sembrar las semillas de los hábitos fundamentales para la convivencia. La Junta de Hogares refuerza en el niño la pertenencia al grupo, proporciona una forma civilizada de resolver los problemas con base en el diálogo y al pulimiento de las actitudes.
La estructuración de la persona requiere, en los casos más necesarios, el acompañamiento de un profesional (psicólogo o psiquiatra) como apoyo para la restructuración de la persona dañada. Hogares Calasanz es responsable con cada proceso, de tal manera que, cuando identifica que un niño debe tener un acompañamiento profesional, lo canaliza para que este pueda acompañar y estructurar su personalidad.
Sabemos que cada proceso de un niño es acompañado por la asistencia del Espíritu Santo. El P. Chinchachoma tenía muy claro que todos somos hijos de Dios, y que Dios vela por cada uno de ellos. Todos los demás, los directores, los tíos y tías, los educadores, los psicólogos, los donadores, los terapeutas, somos cooperadores de la Verdad.
En Hogares Calasanz nos preocupamos por formar en la Piedad y las Letras a todos los niños y jóvenes en situación de calle o con problemas de disfunción familiar, con la meta de formarlos para ser hombres de bien y transformadores de su propia historia. Por eso, todos nuestros niños acuden a la escuela, realizan en casa tareas escolares y con el tiempo se les prepara para la vida laboral y su autonomía, proceso en el que no se les deja de acompañar. Nuestros niños aman el deporte, principalmente el fútbol y por ello los apoyamos en sus actividades lúdicas y de recreación. Visitamos con ellos museos, acudimos a centros recreativos, a los parques, los hacemos sentir en familia.
En Hogares Calasanz, a las personas que apoyan al cuidado y acompañamiento de los niños y jóvenes se les nombra como tía o tío, quienes son el vínculo más cercano y los que promueven que este proyecto de Hogares transforme la vida de muchos niños y jóvenes.
Comparto a continuación un texto de una tía, perteneciente a la Fraternidad Escolapia y que actualmente colabora en los Hogares de Puebla.
Recuadro de texto con fondo a color
OLORES DE LA VIDA
Los olores también se pueden decir como aromas, fragancias y suelen estar ligadas a sensaciones, emociones y experiencias. Incluso los animales utilizan los olores para comunicarse entre sí. Desde el punto de vista químico el olor es una sensación, una noción, un estímulo y percepción producida por el olfato, por la interacción de una sustancia orgánica con los receptores olfativos de los seres vivientes. Los olores son percibidos como agradables o desagradables según la experiencia que se tenga.
Hoy, después de 8 años, he reflexionado acerca de toda esta vivencia que ha sido estar en Hogares Calasanz, los olores que he percibido, que ahora lo traduzco en la esencia de los niños, de los que estuvieron y ya no están más, y de los que llegarán… lo que para muchos podrían ser olores desagradables para mí ha sido la batalla que ellos han tenido que librar para sobrevivir a un mundo difícil.
Recién llegué y pensaba en lo mal que huele, a medida que uno se involucra la percepción cambia y ahora en esos olores encuentro la esencia humana, esos olores es la inocencia pura, que no trata de esconderse en aromas finos, se presentan tal cual son, y eso, es el mejor aprendizaje que he tenido, aquí no se necesitan de perfumes, ni finezas, ni tampoco de estereotipos de una sociedad cerrada, aquí lo importante es «darse» , probablemente te desgaste y te canse, pero al final del día hay miradas y gestos que llenan y transforman tus pensamientos y las sensaciones hacia los olores y estoy segura que a donde vaya recordaré estos olores y esta experiencia siempre quedará en mi mente y mi corazón.
Sin embargo, en ocasiones estos olores se deben neutralizar, transformar estos malos olores que ha dejado una vida hostil por un olor de esperanza, se deben enseñar los aromas florales que trae el trabajo y dedicación, las fragancias finas que te dejan el respeto y la honestidad.
A veces me preguntó: ¿qué olores percibía Calasanz? Un amigo me decía que pobreza, de pizarra y santidad, olores de tinta y pluma de ave; también olores desagradables, un río que se desborda y acaba con muchas vidas, olor a peste, olores de ignorancia y envidia, etc.
Segura estoy de que así era el aroma en esos tiempos, lo que me queda claro es que en todos esos olores debió encontrar paz, felicidad y muchos corazones generosos y eso fue lo que le motivó y dio fuerzas para continuar su obra.
Hoy y siempre le doy gracias a Dios por coincidir en esta vida con estos niños que me han cambiado. Solo le pido que esos olores de la vida me den la fuerza para continuar día a día esta hermosa labor y que a ejemplo de Calasanz pueda seguir trabajando en esta obra.
Tía Bere Vallejo
Confiamos que este proyecto es un proyecto de transformación social que transpira la esencia del sueño de nuestro fundador, san José de Calasanz, centrado en la niñez y juventud, la más pobre y desfavorecida.
Detrás de cada niño en situación de calle se esconde una historia de dolor y sufrimiento
El objetivo es sembrar las semillas de los hábitos fundamentales para la convivencia
Sabemos que cada proceso de un niño es acompañado por la asistencia del Espíritu Santo