Muchas veces pensamos que el dolor y el sufrimiento están lejos o en otros barrios, ciudades o países. Pero no hace falta irse muy lejos para comprobar que la gente sigue sufriendo por un tema que no es menor, probablemente muy cerca de ti: la compatibilización entre la fe y la orientación sexual o identidad de género.
Es un tema que aparte de polémico, queda en lo escondido, por no gustar ni a unos ni a otros. Ni a la Iglesia, ni al colectivo LGTBI. Por tanto, uno muchas veces tira la toalla, y o bien se aleja de sus creencias, o bien intenta cambiar lo que es imposible de cambiar, con todo lo que eso conlleva.
Es por eso que asociaciones o comunidades como la de Crismhom (Cristianos LGTBI de Madrid) existen. Existen porque hacen falta oasis en medio del desierto donde uno pueda beber agua. Donde se pueda comprobar que no estás solo, donde esperar y reponer fuerzas hasta que se logre entender por el resto de la sociedad que sí es compatible y posible llevar una vida de cristiano practicante y no ser “hetero”. De seguir a Jesús y hacer de este mundo algo mejor.
Por eso sigo en Crismhom, desde hace 8 años cuando les conocí gracias a un amigo que no cree en Dios, pero que sabía que yo sí; y desde entonces esta comunidad para mí ha sido como un bálsamo, un sitio donde he hallado encuentro y paz, y donde me siento llamado a poder contar a otros mi experiencia como cristiano gay, con sus luces y sus sombras. Y al igual que yo, otros muchos chicos y chicas jóvenes, que una o dos veces al mes nos reunimos para poder normalizar lo que otros consideran imposible.
Ahora formo parte del equipo coordinador del grupo de jóvenes, donde por medio de estas reuniones, logramos que se puedan compartir estas aparentes contradicciones, a la luz del Evangelio y de la experiencia vital de cada uno, y de esta manera aliviar ese sufrimiento, esa incertidumbre y contradicción, esa falta de ilusión, y convertirlos en algo esperanzador, que motive, que lance, y que nos anime a poder ayudar a tantos y tantos otros que aún no saben que esto sí es posible.
Descarga el artículo en PDF RPJ 540 – febrero2020 – Aliviar el sufrimiento – Javier Carbajal Tinoco
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