«ALIMENTEMOS LO BUENO Y PONGÁMONOS AL SERVICIO DEL BIEN»
Igor Irigoyen
Igoririgoyen@escolapiosemaus.org
Ministro de Transformación Social de la Comunidad Cristiana Escolapia en la presencia de Bilbao
PRÁCTICAS ECONÓMICAS TRANSFORMADORAS EN LA COMUNIDAD CRISTIANA ESCOLAPIA
El presente artículo recoge las iniciativas promovidas en la Comunidad Cristiana Escolapia de la Fraternidad Escolapia de Itaka. trataremos de responder a una pregunta: ¿Qué prácticas económicas encontramos que generan transformación? De este interrogante se deriva necesariamente otro, llamado a quedar abierto: ¿Cómo reforzamos y actualizamos estas prácticas, así como generamos otras, para ser más fieles a este compromiso transformador?
El compartir económico a través del diezmo
El diezmo es una forma de compartir económico de la que, por su valor y significatividad, tratamos de dar testimonio ante el resto de la comunidad cristiana y, especialmente, en el proceso de jóvenes que vienen por detrás en los grupos del Movimiento Calasanz.
Merece la pena subrayar algunos elementos del diezmo que lo convierten, desde nuestro punto de vista, en una experiencia muy significativa en cuanto a transformar las relaciones económicas. En primer lugar, por lo que supone como compromiso permanente de desprenderse de parte de los recursos personales o familiares, para destinarlos a solidaridad. Aunque ese desprendimiento sea limitado (no olvidemos que seguimos conservando la gran mayoría de los ingresos), nos conecta con la propuesta evangélica de desapego hacia lo material y de solidaridad con quienes sufren, de forma parcial pero concreta.
Por otra parte, otro elemento destacable del diezmo es su valor de testimonio por tratarse de un modelo de solidaridad ciertamente contracultural, en el sentido de que se contrapone a formas solidarias centradas en el individuo donante («ayudo con lo que me parece, cuando me parece, para que se destine a lo que yo decido…»), que a veces acaban asemejando la solidaridad económica a un acto de consumo más.
Lejos del individualismo, el diezmo es una forma de compartir solidario con una lógica profundamente comunitaria. Hasta el mismo hecho de hablar de ello abiertamente en comunidad y dejarse interpela, es también una rareza en la sociedad actual, incluso más que la donación económica en sí. No digamos ya si utilizamos un lenguaje positivamente provocador: no doy el diezmo, sino que devuelvo el diezmo, puesto que los bienes materiales, antes que a mí, pertenecen al común de las personas (esto es el destino universal de los bienes, principio fundamental de la doctrina social de la Iglesia).
Finalmente, hay que subrayar también que el diezmo es, en nuestro caso, un medio indispensable para la misión escolapia, ya que sin él no podrían sostenerse muchos proyectos dirigidos a las personas y comunidades más pobres. Esto enlaza con el modelo solidario de la red Itaka–Escolapios, que más adelante mencionaremos también.
El modelo económico de la red Itaka–Escolapios.
Itaka–Escolapios es una entidad creada y sostenida por la Orden y la Fraternidad de las Escuelas Pías, como plataforma de misión compartida institucional entre ambas realidades y con quien quiera colaborar. El funcionamiento como red sigue los principios de corresponsabilidad e interdependencia solidaria en el sostenimiento e impulso de los proyectos, poniendo en común los recursos económicos de la red y dando prioridad a aquellos proyectos que responden a las realidades más empobrecidas.
Esto permite disponer de un fondo común de solidaridad, alimentado gracias a los diezmos, aportaciones de las demarcaciones y otros ingresos (campañas, personas socias, etc.) con el cual es posible poner en marcha y sostener cientos de proyectos escolapios que no son autosostenibles (por trabajar con personas pobres y excluidas), sin estar condicionados a la existencia de ayudas públicas o privadas específicas para ellos. Así mismo, la corresponsabilidad implica también que los planes, presupuestos e información económica sobre la marcha de los proyectos son compartidos en la red, con lo cual este modelo permite avanzar conjuntamente en dinámica de planificación y en rendición de cuentas.
Observemos, por ejemplo, que las propias campañas de solidaridad de Itaka–Escolapios, que nos resultan tan conocidas y apreciadas, han ido evolucionando desde formas de solidaridad más tradicionales hacia esta manera de compartir en red. Con estas campañas ya no se trata de «enviar» dinero bilateralmente de un lugar a otro, sino que aportamos a un fondo común para el sostenimiento de la misión escolapia que, cada año, se centra en una parte de dicha misión o en un tipo de acciones concretas que requieren especialmente de ese impulso solidario.
Así mismo, gracias a nuestra plataforma de solidaridad compartida, colaboramos puntual o permanentemente con otros proyectos y entidades aliadas (en el caso de Bilbao, por ejemplo, desde hace mucho tiempo con Aldauri y Bidesari), construyendo red más allá de Itaka–Escolapios.
Participación en iniciativas de economía alternativa y solidaria.
Una importante vertiente que ha ido ganando peso en la Comunidad Cristiana Escolapia es el compromiso y participación efectiva en iniciativas y experiencias de economía alternativa y solidaria.
Sin duda, en este ámbito es especialmente destacable lo relativo a las finanzas éticas y, en particular, la experiencia de Fiare – Banca Ética. El compromiso de la Comunidad Cristiana Escolapia con esta iniciativa data de los mismos orígenes fundacionales de Fiare, con la participación de numerosas personas socias de nuestra comunidad e, institucionalmente, de Itaka–Escolapios y la Provincia Emaús como socias y parte de la red de organizaciones impulsoras del proyecto.
Además de la suscripción de capital social de esta cooperativa de crédito, vamos dando pasos —aunque nos queda aún por avanzar— para incorporar la banca ética a nuestra operativa financiera, a través del uso tanto de cuentas corrientes como de depósitos bancarios en Fiare.
Otro ámbito donde hacer efectivo ya nuestro compromiso comunitario con la economía alternativa y solidaria es el de la energía. En este caso, los pasos más destacables los hemos dado con Goiener, cooperativa de generación y consumo de energía renovable, que es ya nuestro proveedor de suministro eléctrico en todos los contratos cuyo titular es Itaka–Escolapios (hogares, albergues, locales…), además de ser también entidad socia de esta cooperativa.
De manera similar, aunque más incipiente, en el campo de la telefonía, Itaka–Escolapios se ha hecho socia de Somos Conexión, cooperativa de telecomunicaciones surgida también de la economía social, con quien hicimos una prueba piloto para los pisos de APM en Bilbao y tenemos ya once contratos de fibra óptica.
Para terminar este bloque, vamos a hacer mención especial a un paso significativo dado recientemente, en este caso en la presencia escolapia de Zaragoza. Desde este mismo curso, completando un proceso iniciado hace unos años, la Fundación Itaka–Escolapios es propietaria de una empresa de inserción ubicada en esa ciudad: Le damos la vuelta, S.L. Se trata de un proyecto surgido desde la CONFER en 2012, en el que como escolapios siempre hemos estado muy presentes y cuya titularidad ahora hemos asumido, para acompañar en su desarrollo y potenciar la vinculación con nuestra misión.
En concreto, Le damos la vuelta es una empresa social sin ánimo de lucro que se dedica a la recogida, restauración, venta y entrega social de artículos infantiles (ropa, juguetes, utensilios…). Además de fomentar la sostenibilidad y el consumo responsable, con su actividad ofrece oportunidades de formación y empleo a personas vulnerables, por lo cual ostenta la calificación de empresa de inserción y se rige por los criterios de este tipo de entidades.
RPJ-550 «ALIMENTEMOS LO BUENO Y PONGÁMONOS AL SERVICIO DEL BIEN» Descarga aquí el artículo en PDF
Otras formas de compartir económico en la Comunidad Cristiana Escolapia
Además del diezmo, han ido surgiendo en el recorrido de nuestra comunidad cristiana diversas formas de compartir, como respuesta a llamadas y situaciones con las que nos hemos ido encontrando.
Así, en diciembre de 2002 nacía Itaka Kutxa, un mecanismo por el que personas de la Fraternidad que disponen de algunos ahorros, ponen en común una parte de ellos para crear un instrumento financiero con el que atender, en forma de préstamos, necesidades económicas puntuales de otros miembros que así lo solicitan. Dichos préstamos se conceden en condiciones más favorables que las del mercado y por un plazo máximo previsto de dos años, realizando la gestión del proceso un pequeño equipo de personas de la Fraternidad. Es una idea sencilla, pero que ha enriquecido nuestro compartir económico, además de suponer una ayuda para que personas y familias concretas pudieran hacer frente a gastos o inversiones necesarias. Tras casi dos décadas ya de andadura, los números de Itaka Kutxa son llamativos, con una cantidad cercana a los doscientos cincuenta mil euros en préstamos concedidos desde que se pusiera en marcha.
Unos años después, en junio de 2010, nace la Opción Zaqueo como propuesta dentro de la diversidad vocacional de nuestras comunidades. Surge de la reflexión comunitaria para profundizar en un estilo de vida evangélico y solidario, al modo de Zaqueo, ante una sociedad y un mundo cuya injusticia económica y desigualdad, agravadas por la crisis financiera, nos interpelan. Una opción con la que se han ido comprometiendo diversas personas y que ha supuesto también un enriquecimiento para la Comunidad Cristiana Escolapia, a través de propuestas concretas de avance en el compartir económico y compromiso con iniciativas transformadoras, difusión de reflexiones, materiales, etc.
En junio de 2013, en un contexto de crisis económica que afectaba ya de lleno a nuestro entorno, incluyendo a personas de la Fraternidad, surge ItakaLan. Se trata de un mecanismo de solidaridad interna que permite la contratación laboral de personas necesitadas de empleo, por periodos de seis meses (para que haya rotación de personas). El coste de las contrataciones se cubre con las aportaciones de los miembros de la Fraternidad que pueden y desean colaborar con esta forma de compartir comunitario.
En los últimos años, además, ItakaLan se ha ampliado: las personas contratadas no son ya solo miembros de la Fraternidad, sino también otras, participantes en Itaka–Escolapios, a quienes esta contratación ha servido en algunos casos para regularizar su situación en España. Hasta la fecha, ItakaLan ha permitido realizar quince contrataciones, de diez personas diferentes.
Una iniciativa nacida recientemente, en octubre de 2020, es el Fondo Covid Escolapio, en este caso también con motivo de otra crisis: la actual desencadenada por la pandemia. Surge especialmente de la sensibilidad de personas liberadas de Itaka–Escolapios, que ven cómo el impacto social de dicha crisis es particularmente grave en otros países de la red, para nuestros proyectos y las personas que de ellos dependen. A la invitación a dar una respuesta solidaria especial para sostener estos proyectos, se han ido sumando profesionales en la misión escolapia de varias presencias, siendo actualmente cuarenta y seis las personas implicadas, con una aportación hasta la fecha de 30.200 euros.
Hay camino por delante
Alimentar lo bueno, ponerse al servicio del bien implica permanecer en sana tensión discerniendo qué más podemos y debemos hacer para construir una economía al servicio de las personas, evitando en lo posible, por coherencia, contribuir con aquellos dinamismos que profundizan la injusticia económica, social y ambiental.
Afortunadamente, vivimos tiempos en la Iglesia en que no tenemos muchas excusas para acomodarnos. Nuestra llamada como seguidores y seguidoras de Jesús nos llama a compartir los bienes que hemos recibido, sean materiales o no, de manera que a través de ese compartir construyamos una vida social caracterizada por la fraternidad, la justicia y el cuidado de nuestra casa común.
Han ido surgiendo en el recorrido de nuestra comunidad cristiana diversas formas de compartir
Una importante vertiente es el compromiso y participación efectiva en iniciativas y experiencias de economía alternativa y solidaria
Nuestra llamada como seguidores y seguidoras de Jesús nos llama a compartir los bienes que hemos recibido, sean materiales o no
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