AL OTRO LADO DE LAS PERIFERIAS CRISTIANAS – @josefer_juan

En modelo de libertades y relaciones en las que ha derivado la Europa del individualismo, que se juzga como auténtico europecentrismo inconsciente ante las formas de otros continentes, no genera más espacios que los capaces de tejer entre todos con mucho escepticismo larvado. Dudamos de los demás en el ámbito propio, mientras otros pueblos van fortaleciendo sus relaciones.

En este contexto, cabe preguntarse y mirar al futuro mucho más allá de sí mismos. Las periferias son vividas como absorbibles. ¿Cómo permanecerá la comunidad cristiana, después de hacerse valer durante siglos como preeminente, en una vida política en la que tenga que retraer su influencia?

Muchas preguntas. ¿Me implican? ¿De qué manera me implican, sea quien sea como cristiano?

En las periferias de los cristianos y de lo que los cristianos vivimos, hay personas. Desde hace años pienso que a las periferias llegan los mejores entre nosotros. Sin embargo, seguimos reproduciendo una imagen la que todo gira en torno a nosotros mismos.

 

Me pregunto, con la libertad que me da este espacio, en qué medida despertamos interés más allá de lo nuestro en otros muy diferentes. No sólo de otras religiones, en lugares en los que somos como cristianos minorías, sino en el lugar en el que Occidente se sitúa, que es el mejor de los ateísmos y la peor de las indiferencias. ¿Despertamos algo, como seguidores de Jesús, de Cristo en los más próximos? ¿O la Iglesia pervive moribundamente?

 

 

¿Recuperará, será capaz de ello, la importancia del prójimo concreto, sin los paliativos que supongan a cada cristiano concreto el escudo del contexto y del sistema? Dicho muy brevemente, ¿nos convertiremos decisivamente en estos tiempos al prójimo como presencia de Dios y le diremos, de esta manera, que en él hay una llamada interpelante de Jesucristo, del Hijo que habla del Padre?