Comentario del Evangelio
Parece insignificante el poder de la fe, como lo parece el grano de mostaza. Es una semilla que aun siendo la más pequeña, llega a crecer hasta formar un árbol que da fruto y cobijo. La fe es como esta semilla de mostaza que crece en nosotros dándonos fuerza y sirviéndonos para que cumplamos nuestro propósito de dar fruto.
En un principio y en el contexto actual el texto puede disgustarnos o incluso echarnos para atrás, sin embargo, en él se encierra una clave del estilo de vida que promueve Jesús. “El servir sin esperar recompensa”. Frase arriesgada en una sociedad que exige ser admirada y ensalzada por sus obras. Hoy en día parece que todo lo que hacemos se publica y se difunde con el propósito de ser valorado, con likes o retweets. Sin embargo, este texto nos exige sencillez, que obremos sin esperar ser adulados, simple y llanamente porque lo que hacemos, está bien.
Deberíamos de hacer el ejercicio crítico de revisar si nuestra felicidad se basa en la recompensa que recibimos o si en cambio, somos capaces de verla en nuestra vida, a pesar de no ser reconocidos por ellas. Encontrarás entonces, si consigues disfrutar de tu labor y descubrir el presente como regalo, una vida plena.
Las comunidades Quechua son lugares en los que se ayuda a las demás personas, en los que se disfruta la felicidad de todas antes que la individual. Es un lugar en el que se comparte todo lo que se tiene, hasta el trabajo. Allá no se piensa en ser más poderoso o más rico, si no en acoger, dar y ayudar. El amor que sienten las personas de la comunidad entre ellas es el ejemplo del servicio desinteresado. Lo mismo sucede con la fe y el Reino de Dios. Si tienes fe, tan grande como un granito de mostaza, comprendes que lo bueno y lo correcto es construirlo sin esperar ser admirado. Sin olvidar ser agradecidos con aquellas personas que se cruzan en nuestra vida.
Entre tú y yo cuando atisbas ese estilo de vida la recompensa es infinita, pero no la busques porque si no pierde toda la magia, solo VIVE Y AMA.
Lucas 17,5-10
Los apóstoles pidieron al Señor:
— Danos más fe.
El Señor les contestó:
— Si tuvierais fe, aunque fuera tan pequeña como una semilla de mostaza, podríais decirle a esta morera: «Desarráigate de aquí y plántate en el mar», y el árbol os obedecería. Si uno de vosotros tiene un criado que regresa del campo después de haber estado arando o cuidando el ganado, ¿acaso le dice: “Pasa y siéntate a comer?”. No, sino que le dice: “Prepárame la cena y estate atento a servirme mientras como y bebo. Después podrás tú comer y beber”. Y tampoco da las gracias al criado por haber hecho lo que le mandó. Igualmente vosotros, cuando ya hayáis hecho todo lo que Dios os manda deberéis decir: “Somos servidores inútiles; no hicimos más que cumplir con nuestra obligación”