Quisiera escribir esta vez sobre política y cristianismo… Que peliagudo, ¿no? En concreto, quisiera hablar del ascenso de la extrema-derecha en todo el mundo y su forma de venderse como veladores de los valores cristianos, que no suele fallar. Trump, Bolsonaro, Salvini, LePen, Orbán… Y aunque España parecía inmune a esta ola, aquí ha llegado Vox para demostrar que la globalización también nos afecta en esto.
Como decía: se definen como defensores de las tradiciones cristianas y la religión. Pero esa religiosidad no es tal, ya que utilizan el cristianismo como otro elemento identitario y de discordia más. Un elemento meramente decorativo que pueda atraer a algunos votantes: es muy rentable políticamente marcar límites entre buenos y malos, y tener a estos últimos bien identificados para ser cabeza de turco si fuera necesario. El objetivo, mantener una pureza y uniformidad de la nación y religión. Una falacia. Peligroso.
En realidad, estos partidos, quieren despertar añoranzas de poder y grandeza de otras épocas, en las que la Iglesia representaba todo esto. Pero… ¡qué daño hizo realmente eso a la Iglesia y lo bien que haríamos en huir de esa forma de entender la fe! En España ya tenemos precedentes de discursos de líderes con vocación de salvaguardas de la patria y la cristiandad. Esa época en la que Iglesia y Estado iban de la mano. Y el resultado fue nefasto para la institución, con un descrédito del que a veces es difícil desempolvarse. Puede ser tentador una Iglesia gloriosa… Pero volviendo a Jesús, nada más corrupto. Cada vez que se entremezcla con el poder, recuerda más a la figura de “la meretriz de Babilonia”.
El problema es que determinados sectores de nuestra Iglesia que se dejan querer mucho por estos grupos (con los que suelen coincidir en algunos aspectos integristas), y los que no, están demasiado acostumbrados a resignarse. Nosotros, como cristianos y cristianas, no podemos permanecer mirando como las vacas al tren. Hay que desligarse de forma clara.
No pretendo decir a quién se debe votar o no. Solo quería por un lado llamar la atención acerca de aquellos partidos que se presentan como cristianos y por otro, pedir distanciamiento de la Iglesia (¡qué entelequia!).
Acabaré con el Evangelio: “”Entonces si alguno os dice: «Mirad, aquí está el Cristo, o «Allí está, no le creáis. Porque se levantarán falsos Cristos y falsos profetas, y mostrarán grandes señales y prodigios, para así engañar””. Pues eso.
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