4º DOMINGO: BENDICIÓN Y FELICIDAD – Juan Fernando Arroyave.

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Oh Dios, restáuranos,

que brille tu rostro y nos salve.

 

Este cuarto domingo de Adviento nos propone un itinerario con María; lo cual viene muy bien para continuar la reparación de la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, que estará acompañada por el sí de María: “Hágase en mí según tu palabra”.

 

  1. Ponerse en camino

Después de la anunciación, María vive un momento de pausa, de interiorización, de meditación, que la pone en movimiento a reconocer la prueba de la acción de Dios en Isabel. Es un camino largo que, hecho en soledad, conduce al silencio y la interioridad.

 

  1. Identificar la acción del Espíritu

El encuentro entre las dos mujeres hace saltar de alegría al niño de Isabel, lo cual es manifestación de la acción del Espíritu. Se trata de un anticipo de lo que significará para toda persona el encuentro con Jesús: la alegría, expresión de plenitud de vida que proviene de Dios.

 

  1. Profesión de fe: bendición y felicidad

En primer lugar, Isabel alaba a Dios por lo que Él ha hecho en María, esto es, la ha llenado de gracia y la ha bendecido con su poder creador que la ha hecho capaz de transmitirle la vida al Hijo de Dios.

Luego reconoce la verdadera felicidad: la alegría de María proviene de la fuente inagotable de su fe siempre viva, porque ella como ninguna está siempre abierta a Dios.

 

Vivamos este tiempo de espera inminente:

  • moviéndonos a la interioridad;
  • para reconocer la acción del Espíritu;
  • y encontrar allí la verdadera bendición y felicidad.