Somos Esperanza – 30 de octubre

Los jóvenes estamos llenos de virtudes, a lo largo de este mes hemos hablado mucho de sacar a la luz esas virtudes, de ponerlas en valor. Tanto nosotros mismos, como de no dejar que el resto oculten nuestros dones con prejuicios, valoraciones superficiales o generalizaciones. Así pues, joven, valórate a ti mismo, tus capacidades, y no te dejes menospreciar.

A pesar de todo, las cosas no siempre son fáciles, ni salen como nos gustarían. Así que además de sacar todo el provecho a nuestros dones, es fundamental un ejercicio de sereno discernimiento, tomar las decisiones en Dios y desde Él. Para discernir la vida es necesario el silencio interior, el que acalla al yo y deja hablar al Padre, el que nos permite conectar con la presencia de Dios en nosotros.

En una sociedad como la nuestra, donde el relativismo, las prisas o el apremio por la dedicación laboral están tan presentes se hace fundamental que el joven cristiano dedique tiempo a discernir, la vocación y tantas otras cosas:  cómo relacionarse, dónde poner los esfuerzos, cómo gestionar los fracasos. Porque al discernir te haces dueño de tu propia vida, te haces libre, te haces auténtico y coherente.

Cuando las prisas te zarandean y te hacen perder el foco, solo un discernimiento profundo y un proyecto de vida claro te hacen mantener el rumbo, en el que el evangelio debe ser el centro.

Así que joven, a ti te digo, igual que a mí mismo, no pierdas la esperanza, la situación laboral no es la mejor y puede que no haya quienes no nos aprecie, pero hay mucha luz en nosotros, no podemos dejarnos esconder debajo de la mesa, debemos luchar por ofrecer nuestra luz.

Debemos ser luz para el mundo con la ayuda del Espíritu que hace de nuestra debilidad nuestra fuerza.

Enrique Fraga Sierra