¿ACOMPAÑAR SIN ENCARNAR?
Cuando el acompañamiento no nace de sentirnos parte, de sentirnos UNO con el otro, cuando no es encarnación, ¿entonces qué estamos haciendo?
Nos convertimos en maestros, en guías.
Acompañar es compartir, es convivir, es sentir en plural. «Lo tenían todo en común, compartían el pan, un mismos sentir».
Cuando no lo hacemos desde ahí confundimos acompañar con adoctrinar. Sin corazón, sin encarnación nos alejamos de los demás, empequeñecemos el Evangelio.
La comunidad es el lugar de la encarnación, el espacio para acompañar y ser acompañados.