Lectura del santo evangelio según San Lucas (18,1-8) – 20 de octubre

Otra semana más Lucas nos habla de la oración. La semana pasada nos decía que fuéramos agradecidos, en esta nos dice que la oración sea insistente. Para ello, Jesús nos cuenta el ejemplo de un juez injusto que tras un tiempo de negarse cede ante una viuda por su insistencia. Sin embargo, Dios es justo y nos ama de una forma infinita, por lo tanto y sin tardar, hará lo que es bueno y justo. El día de hoy poniendo en práctica el evangelio os comparto mi oración insistente por todas y todos los jóvenes.

“Dios, hoy me gustaría pedirte por las personas jóvenes que se comprometen a fondo, por las que se olvidan de sí mismas, por las que aman con algo más que con palabras, por las que entregan su vida de verdad y hasta el fin, por las que no pierden la esperanza y luchan por crear algo mejor.

Quiero pedir también por los y las jóvenes locas, chifladas, que son apasionadas, soñadoras, incluso por las que sus sueños son ingenuos. Por aquellas que son rebeldes y críticas, por las que siempre buscan la forma de solucionar sus problemas y también por todas aquellas que sin reparo piden ayuda y se dejan ayudar.

Te pido por las personas jóvenes capaces de arriesgar y de dar un salto fuera de lo que se presupone que tiene que ser su vida, por aquellas que se niegan a establecer las reglas del adulto como suyas, por las que se niegan a aceptar que sus sueños no se pueden conseguir. Por las que apuestan por seguirte.

Del mismo modo te pido por jóvenes que trabajan incansables por los demás, pero que lo hacen diluyéndose entre las masas, sin pretensiones, simplemente porque descubren la felicidad en el camino que les ofreces. También por las que creen que su trabajo es lugar en el que construir Reino.

Te pido por las y los jóvenes que restan importancia a lo material, que tienen una vida sencilla, que ante todo saben acoger, dar y servir. Que encuentran en la persona que está enfrente el mayor de los tesoros. Por las que saben que hacer la paz habla de perdonar y arrepentirse, reír y llorar, comprenderse y aceptarse, por las que saben convivir.

Por todas las jóvenes positivas, que siempre encuentran en el otro la virtud, en vez de hablar mal de ellas. Por las que se deciden a celebrar la vida y la viven con intensidad todos los días. 

Dios enséñanos a ser verdaderamente jóvenes apasionados.

(Versión de la oración: Envíanos Locos de Fray Louis Joseph Lebret)

 

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

En aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:

“Hazme justicia frente a mi adversario”.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:

“Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viniendo a cada momento a importunarme”».

Y el Señor añadió:

«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».