Eliges tu formación con el fin de encontrar ese puesto de trabajo digno que se supone que te corresponde. Cuando ese futuro laboral no llega o no es como imaginabas, comienza un nuevo camino que tiene su inicio viviendo una gran frustración. En este momento en el que la desesperanza se instala, los pensamientos te dicen que no eres lo suficientemente bueno, que igual tienes que sacarte más títulos o incluso aceptar cualquier condición laboral precaria, «es lo que hay». Ahí es necesario parar y recordar que siempre hay opciones, para ti también. Hay circunstancias ajenas que no puedes controlar pero puedes decidir qué actitud vas a adoptar, ya que es lo único a tu alcance. Este momento de crisis laboral, vital y espiritual, es una oportunidad de reinventarse y explorar nuevos caminos, de descubrirse nuevas aptitudes o incluso una nueva vocación. Es una oportunidad de confiar en que vas a escribir una bonita historia.