La desbordante presencia de Dios – 16 de octubre

Cuando te autodescartas. Cuando te resignas a rendirte, de tantos “no” que te han dado por respuesta. Cuando dejas de creer que eres capaz de todo para pensar que lo eres de nada. Cuando parece que el mundo te vuelve la espalda y que por mucho que te esfuerces nunca se te valora. Cuando tú mismo te abandonas y te entregas a la nada.

Entonces, sumergido en tu vacío, busca a Dios, busca su presencia que habita hasta lo más inhóspito de tu alma. Cuando, encerrado en la tundra de tus emociones, ensimismado en tu desgracia no encuentres salida, confía en Él. No dejes de perseguir su encuentro. El Padre no va a resolver tus problemas, ni darte un trabajo, pero será la fuerza de tu fuerza, el consuelo de tus lágrimas, el amor que calme tu soledad, la ternura que te haga valorarte, el aliento que te empuje.